El jurado ha valorado que «su obra constituye un puente entre la nueva vanguardia neorrealista de la posguerra y los métodos de observación fotográfica posteriores al 68».-El galardón que concede el Ministerio de Cultura está dotado con 30.000 euros
M. ATITAR / E. FERNÁNDEZ-SANTOS – Madrid – 26/10/2011 EL PAIS
El fotógrafo reconoce que hubo toda una generación de fotógrafos vinculados a La Colmena que estuvieron marginados por las luchas de poder dentro de esta sociedad fotográfica: «Siempre nos consideraban unos desarrapados sin obras. Fuimos víctimas de una gran cacicada, durante y después del franquismo». La obra de Sanz Lobato empezó a reconocerse a partir de los años noventa, según ha reconocido el propio autor.
«Estoy muy contento», ha dicho el fotoperiodista Gervasio Sánchez, Premio Nacional de Fotografía en 2009. «Es muy importante que se vuelva a recordar a fotógrafos de una generación olvidada a la que pertenece Sanz Lobato o Forcano, que ahora ya rondan los 80 y que a nivel fotográfico ha sido muy olvidada por las instituciones que otorgan este premio». El fotógrafo representa a una generación puente entre los 50 y los 70 cuya visibilidad ha sido relativamente menor en la cultura, precisamente por coincidir con un cambio de época histórica y política, donde ellos mismos se encargaban de exhibir su propio trabajo que evidentemente tenía cerradas las puertas de los medios franquistas.
«Es una generación de fotógrafos que se mueve en círculos muy pequeños, en algunos casos dispares, que carecían de repercusión en la prensa de la época», ha explicado Sandra Balsells, fotoperiodista y profesora universitaria. «Además, una vez concluido el franquismo fueron maltratados por la gente que manejaba el mundo fotográfico en los años ochenta y que silenció el documentalismo y a ese tipo de fotografía», ha apostillado.
«Me parece mucho más coherente como Premio Nacional a una trayectoria que otros premios nacionales recientes», ha declarado a EL PAÍS el fotógrafo Manuel Sonseca. «Sanz Lobato representa la línea del documentalismo clásico dentro de una línea formal muy rigurosa y seria», ha añadido.
Desde sus comienzos, Sanz Lobato desarrolló una fotografía centrada en escenas costumbristas del campo, las ciudades de las provincias, las tradiciones festivas y el retrato. En 2003 recibió la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes por el conjunto de su obra documental antropológica.
Su tema es la transformación del mundo rural tradicional y las culturas populares, que enlaza con el problema del neorrealismo, pero en una época en que su trabajo se despliega como la memoria de un mundo que desaparece. «Su trabajo adopta un método de observación antropológica que tendrá múltiples consecuencias», justifica el jurado. «Asimismo su enfoque documental actualiza el lenguaje fotográfico e influye en el fotoperiodismo contemporáneo».
«Sanz Lobato se ha mantenido fiel a un método de trabajo a lo largo de su trayectoria de más de treinta años y el conjunto de su trabajo mantiene una gran coherencia y solidez. Su trabajo no ha tenido aún el reconocimiento que merece», ha valorado el jurado.
Para ver el trabajo de Rafael Sanz Lobato, pinchar el siguiente enlace: