MANUEL CUÉLLAR. EL PAÍS 18-6-2012
El fotógrafo español Álvaro Deprit gana el premio OjodePez de PhotoEspaña con un trabajo sobre menores inmigrantes en Italia
Dos chicos se abrazan en el pasillo de la casa. De la serie Suspensión / ÁLVARO DEPRIT (OnOff Picture)
En un momento en el que se pone en cuestión el lugar y el valor del periodismo y de quienes lo practican, es el arte quien decide premiar esa labor. Álvaro Deprit es fotoperiodista en Italia para la agencia OnOff Picture y ha sido galardonado con el V premio OjodePez de PHotoEspaña de fotografía documental. «En mi trabajo siempre hay una historia detrás. Las fotografías siempre tienen algo que contar. Trato de darles, por supuesto, una mirada artística, pero lo documental es una condición irrenunciable», cuenta el ganador al otro lado del teléfono desde su casa cerca de Roma. Finalmente es en este caso un periodista el que es capaz de transmitir los valores de solidaridad, ética, justicia o esfuerzo como requiere la mención.
Álvaro Deprit, madrileño de 35 años, ha conseguido este premio por un trabajo realizado desde 2009 y hasta la actualidad en casas de acogida de inmigrantes menores de edad en Italia. Ha metido su objetivo, su cámara, su trabajo, su corazón y su mirada de periodista en las Case famiglie, hogares de acogida en Italia que albergan a entre 7.000 y 8.000 jóvenes menores de países distintos a los de la Unión Europea cada año. «Me interesó mostrar cómo es la situación psicológica de esos chavales que llegan a otro país -después de viajes terribles en la mayoría de los casos- en un momento muy especial de su adolescencia. Viven en esos hogares y con tutores legales que hacen las veces de padres hasta que tienen 18 años. Es como la calma que precede a la tormenta. Al llegar la mayoría de edad han de volver a enfrentarse a la soledad, a no tener techo ni trabajo, a empezar a vivir su edad adulta sin mayores expectativas que ellos mismos. Esos cuatro o cinco años en los que sus vidas están en suspenso conforman este trabajo», explica el fotógrafo que precisamente ha titulado su serie Suspensión.
Giavid, un chico de Afganistán, en la habitación de la casa. / ALVARO DEPRIT (OnOff Picture)
El premio está dotado con 3.000 euros más la publicación del reportaje en el número de la revista OjodePez de otoño, que sale en septiembre. Además, existe la posibilidad de que se organice una exposición del trabajo ganador y de los finalistas, que la pasada edición acogió la Fnac y recorrió diferentes ciudades de España y Portugal a lo largo de un año.
Como en casi todos los trabajos de inmersión, la realidad termina pasando factura a aquel que decide acercarse sin más protección que sus cámaras de fotos. «He escuchado historias muy fuertes y es inevitable que intentes ayudar en lo que te es posible. Estos chicos tienen una gran desconfianza y cuando se les ofrece algo de amistad o comprensión verdaderas, para ellos es un auténtico tesoro», afirma Deprit. Al ser menores, el fotógrafo ha tenido que contar no sólo con la autorización de los propios chavales sino también de sus tutores legales para realizar este reportaje.
¿Imágenes que Deprit se llevará para siempre? «La historia de un chaval que llegó casi gateando. Tenía una malformación en las piernas y se arrastraba por las calles de Roma pidiendo dinero. Al recogerlo he vivido la transformación. Cómo lo operaron y pasó primero a moverse con un carrito, luego con muletas y finalmente sin ayuda externa». «También la historia de un joven afgano que tardó 4 o 5 años en llegar hasta Italia. Cruzó la frontera de Irán a lomos de un caballo blanco. En la habitación de su casa de acogida, sobre su cama, tenía unas fotografías de caballos blancos galopando. Ellos le salvaron la vida».