ALICIA RIVERA. EL PAIS. 20-6-2012
Una cámara experimental formada por 98 microsensores toma tres fotografías por minuto con altísima resolución.
Fotografía de Seattle (EE UU) tomada con la cámara de un gigapixel Aware-2. / DUkE UNIVERSITY IMAGING AND SPECTROSCOPY PROGRAM
Las cámaras fotográficas digitales convencionales rondan ahora los 10 megapíxeles, aunque hay algunos modelos profesionales que superan el centenar. Pero ya asoman las tecnologías que pueden un salto de gigante, como la desarrollada por un grupo de investigadores estadounidenses que presentan un aparato capaz de tomar tres fotografías por minuto de un gigpixel. Y si un megapíxel es un millón de píxeles, la unidad de la imagen, con el giga se salta a mil millones de píxeles. Es un aparato experimental, formado por 98 microsensores de 14 megapíxeles cada uno y una unidad electrónica especialmente diseñada para procesar a alta velocidad el gran volumen de información que generan las imágenes.
Desde luego, no compite por diseño con los modelos comerciales: la cámara es un cubo de 75 x 50 x 50 centímetros (el sistema óptico ocupa menos del 3%) y, dicen los investigadores que la han hecho, el tamaño viene dictado por los dispositivos electrónicos que la componen y el espacio necesario para refrigerarlos. “Pero a medida que se desarrollan componentes microelectrónicos más compactos y eficientes, la fotografía de gigapíxel manejable puede convertirse en una realidad cotidiana”, apuntan los científicos de la Universidad Duke (EE UU) que han hecho esta supercámara.
La cámara Aware-2 que capta tres instantáneas de un gigapixel por minuto. / DUkE UNIVERSITY IMAGING AND SPECTROSCOPY PROGRAM
La foto que se obtiene con este equipo no es el resultado de combinar a posteriori múltiples capturas, como en otros desarrollos de gigafotografía, sino de una única instantánea de un gigapíxel. Se evitan así, dicen sus inventores, las dificultades que presentan esos otros enfoques: las aberraciones geométricas que hay que corregir, el coste y la complejidad de las baterías de sensores utilizados y los retos de la gestión de la comunicación y computación de esas imágenes compuestas.
Cabe preguntarse por la utilidad de las fotografías de gigapixel y los mismos investigadores reconocen que no están pensando en la instantánea normal, sino en las enormes posibilidades que se abren con el análisis de información contenida en la captura de cada imagen. Unas fotos así tomadas en un parque natural, por ejemplo, permiten ampliaciones de cualquier rincón de manera que se puedan contar las aves volando en el cielo en cualquier momento. Por supuesto las aplicaciones de vigilancia, menos románticas, pueden ser muy eficaces. No en vano la cámara, denominada Aware-2, es un desarrollo de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados para la Defensa (AWARE).
En una de las fotos que David J.Brady (Universidad Duke) y sus colegas presentan en su artículo en la revista Nature se ve una plazoleta de una ciudad: la ampliación de la parte frontal de un coche muestra una matrícula perfectamente legible; un par de personas que apenas se distinguen en la imagen general tienen rostros detallados en las ampliaciones; a través de una ventana de un edificio del fondo se aprecia el interior de la habitación. Se trata de la explotación de los datos captados. La idea de estos expertos es que un gigapíxel no es un límite sino un umbral que abre el camino hacia futuras cámaras que puedan tomar fotos de 50 gigapixeles.
“La Aware-2 demuestra que la era del incremento constante de los píxeles está lejos de haber tocado techo”, concluyen los investigadores.